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Los inversores internacionales, cada vez más numerosos debido a la globalización económica y los pequeños inversores, fruto de una clase media cada vez más fuerte, han propiciado en las últimas décadas un cambio sustancial en la gestión de las empresas. La propiedad de las mismas ya no coincide en su totalidad con las personas encargadas de la gestión y es ahí donde la figura del consejero independiente ha ganado un peso fundamental.

Sin vinculación con el equipo de gestión ni con los núcleos accionariales más importantes, al consejero independiente se le exige una cualificación profesional y una independencia acorde con la relevancia de su papel y misión. Su tarea es crucial en el desempeño habitual de su función, pero se torna especialmente relevante si la compañía afronta algún tipo de conflicto, como una fusión, OPA, etc.

El buen gobierno corporativo ha impulsado en España actualmente una mayor actividad de los consejos de administración y con ello la puesta en marcha de comisiones que velan por distintos aspectos. La Ley de Sociedades de Capital obliga a realizar comisiones de auditoría, lo que junto a la nueva Ley de Auditoría, ha potenciado su actividad.

Es por ello que cobra especial importancia la figura del consejero independiente especialista en auditoria. Desde la experiencia de nuestro equipo, entre el que figuran profesionales que han desempeñado esta labor, es fundamental su trabajo para evitar riesgos y consolidar la buena marcha de las empresas tras el inicio de la senda de la recuperación económica en nuestro país.

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